martes, 12 de febrero de 2013

Thank God it's Tuesday

Son muchos los días en los que me viene a la memoria la película "Groundhog Day", titulada ridículamente en español como "Atrapado en el tiempo". Y si, en mi caso, al igual que Bill Murray, y al igual que otros tantos, el día a día se convierte en buena medida en una sucesión casi idéntica de los mismos acontecimientos, y todos ellos invariablemente a la misma hora: Despertador, Nespresso, dientes, afeitado, ducha, levantar a la familia, salir de casa, parada en el colegio, fichar en el trabajo, segundo café de la mañana, hora de la comida, fichaje de salida, actividades extraescolares, compra diaria, cena, ...

Afortunadamente solo estamos hablando de cuatro días a la semana. La llegada del viernes favorece nuevas expectativas en el momento de abandonar el entorno laboral. El fin de semana favorece en definitiva las actividades más lúdicas y placenteras. Dos días y pico para disfrutar y el resto ¿para sobrevivir? ¿cierto?... pues no, yo afirmo que ¡ ni de coña !.
 
Con la base de una cierta estabilidad física, emocional y ambiental, esta bitácora exige que los grises y continuos "cuatro días de la marmota" se conviertan en jornadas con alicientes, jornadas distintas y porqué no decirlo, jornadas enfocadas al hedonismo. Solo basta "buscar, valorar y ejecutar".
 
Unos podrán encontrar esta válvula de escape entre las cuatro paredes de un oscuro bar de barrio, puede que con una mano en una copa y la otra en un dardo. Respetable, pero con ciertos reparos en base a los (seguros) efectos secundarios.
 
Algunos otros optarán por calzarse las zapatillas para correr, trotar, andar a paso rápido o ir a ver obras. Recomendable como "despejante" ejercicio mental, e incluso con beneficios físicos.
 
Otros varios optarán por buscar refugio en espectáculos culturales, como puede ser una sala de cine o un concierto. No solo respetable, sino compartible (en mi caso, pasado mañana).
 
 
Y por último, la más placentera (quizá por novedosa) de las experiencias lúdicas entre semana que estoy experimentando: refugio entre fogones y placeres gastronómicos. La semana pasada fue un exquisito besugo al horno regado con un Verdejo de Rueda.
 
 
 
Esta sin embargo ha tocado un Tataki de atún con tomate (vía Mercado de Ventas y el blog de mi querido @Fdelama), y regado en este caso con un Malvasía Seco (para hacer los honores a Tali Arenao). Y he aquí la cuestión... ¿por qué narices hay que esperar al fin de semana para darse un gustazo culinario? El martes es un día perfecto, como punto intermedio de la semana laboral, contando con la ventaja de encontrar mercados más vacios y probablemente precios más asequibles. La única precaución es no acabar con toda la botella de vino de una tirada.
 
¡Gracias a Dios ya es martes!