domingo, 15 de febrero de 2009

El futuro del mercado inmobiliario

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Sorprendido me he quedado hoy al leer un artículo de El País en el que se menciona como los bancos se ven, de forma obligada, a reconvertirse en gestores inmobiliarios para dar salida a sus "botines" en forma de viviendas embargadas. Sorprendido digo porque se trata de un escenario que desde hace algo tiempo yo mismo venía barruntando. En fin, uno es humilde, y ni cree ni quiere ser un Greenspan en potencia, pero si parece razonable pesar que los tiros vayan en esa línea. De hecho mis temores son que el mercado financiero capitalista pueda dar otra vuelta
mas de tuerca para justificar su actual política de contención prestamista. Aprovechemos pues para contar una pequeña historieta:

José Pamplona es el feliz propietario de una casa comprada ya hace algunos años. Si bien no ha terminado de pagar su hipoteca, esta se encuentra ya mas cerca de su finalización que de su comienzo. El Sr. Pamplona lleva algún tiempo pensando en cambiarse de vivienda, pero sabe positivamente que las condiciones del mercado ahora no son las mas propicias. El precio de mercado de la actual casa del Sr. Pamplona ronda las 40.000 rupertas (moneda ficticia), un precio ya considerando la
actual bajada mas o menos acelerada de los precios de la vivienda. Pero el Sr. Pamplona encuentra muchas dificultades para vender su vivienda, pues los posible compradores no tienen las facilidades para acceder a los créditos hipotecarios de meses atrás. Así mismo el Sr. Pamplona está "tanteando" a distintas entidades bancarias en relación a un nuevo préstamo hipotecario para su deseada y futura nueva casa, pero la cosa pinta en bastos.

Sin embargo, un hada en forma de entidad financiera se le aparece al Sr. Pamplona: En este caso, la (supuesta) Caja de Ahorros del Piélago le propone a José Pamplona el siguiente negocio: Le compra su actual casa por 20.000 rupertas, y le ofrece un préstamo hipotecario de 80.000 rupertas en unas condiciones no demasiado malas para adquirir su nueva vivienda. El Sr. Pamplona le responde a la Caja de Ahorros que prefiere intentar vender él mismo la casa, pues el precio ofrecido por la entidad financiera es excesivamente barato. Pero la Caja de Ahorros le responde con:

-  "Tú verás, la casa va a ser difícil que la vendas tal y como está el mercado, y en el caso de que lo consigas y nos pidas una hipoteca para tú nueva casa, las condiciones serán bastante peores a las que te ofrecemos con la otra opción, e incluso estaría por ver si te concedemos (o no) esa nueva hipoteca".

Finalmente el pobre José Pamplona, tras pasar meses y meses sin
conseguir "colocar" su actual vivienda, opta por "tragar" con la oferta de la entidad financiera, les malvende su casa, y se embarca en una hipoteca inacabable para adquirir su nueva casa, hipoteca que acabarán "heredando" sus hijos (si es que tiene algun@).


Un último detalle: la vieja vivienda de José Pamplona acaba siendo comprada por una persona que en su día vio la casa cuando el Sr. Pamplona la tenía a la venta. La ha adquirido por 40.000 rupertas, gracias a una hipoteca específica de la Caja de Ahorros del Piélago.

A veces me doy miedo a mi mismo...

miércoles, 4 de febrero de 2009

¿Sabemos perder?

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Hace ya un par de semanas acabé la última novela de David Trueba: “Saber perder”. En ella he encontrado la misma frescura y cercanía que en una de sus anteriores entregas, “Cuatro Amigos”. La cercanía no la siento hacia algunos de los personajes de ambas obras (¿o puede que sí?), sino mas bien al propio autor y a su visión novelada. Es cierto que ambos andamos llevando casi el mismo tiempo sobre la faz de la tierra. Es cierto también que ambos admiramos a la misma mujer (aunque al final respecto a este asunto él haya ganado la partida). También es cierto que ambos (creo) compartimos la ¿afición? por el mismo equipo de ¿fútbol?… En cualquier caso se trata de hacer una valoración subjetiva ya no de la novela en sí, sino de las sensaciones que me ha producido. Tranquilos no obstante, potenciales lectores de la misma, porque no voy a destripar nada de su contenido.

En primer lugar destacaría el ambiente agobiante, asfixiante, ambiente de “camino sin retorno” que me provocan dos de los personajes de la novela a lo largo de la misma. Quizá porque se trate de los personajes mas mayores, y quien sabe, quizá porque uno se pueda ver hipotéticamente proyectado en ellos en tiempos venideros.

En segundo lugar destacaría una idea directamente relacionada con mi primera impresión, pero aplicable a todos los personajes de la novela: la actitud ante las situaciones cambiantes que nos proporciona el día a día. Ninguno podemos saber en que follón vital nos vamos a ver embarcados de un día para otro. Personalmente apuesto por la “firme defensa del
feroz contraataque” a, ya no los “palos” de la vida, sino las situaciones cambiantes o los nuevos “escenarios”. Contraataque en el sentido de saber enderezar adecuadamente el timón del día a día para no caer en la desesperación de una errónea ¿predestinación? (aka “la vida es asín”). No es fácil. Al contrario, es difícil, muy difícil en muchos casos. Sin embargo no es excusa para bajar la testuz y asumir el descabello.

Por último quiero expresar un sensación que me ha producido ya no solo esta novela, sino las otras que últimamente han caído o están cayendo: El respeto hacia las personas de nuestro entorno mas próximo, tan fácil de decir y tan difícil de conseguir. En mayor o menor medida criticamos las actitudes y la forma de vida de amigos, conocidos, compañeros y otros tantos. No niego que cada uno, a nivel personal e individual, nos formemos una opinión de la gente de nuestro entorno, y que nos parezca mejor o peor las cosas que hacen o dicen. Pero resulta muy fácil criticar
y/u opinar de forma despreocupada, sin ser conscientes del porqué de dichas actitudes que criticamos, y del potencial daño o desprecio que podemos causar por expresar nuestros “dogmas de fe” (y que muchas veces se vuelve en nuestra contra).

“Cada quien, sabe lo que carga su costal”

Aunque ya estemos en Febrero, sugiero como propósito de año nuevo esta filosofía ante el día a día.